Las letras siempre han sido para mí una compañía constante, un espacio único en el que puedo tejer ideas para luego desbaratarlas con mis manos, con mis silencios. De la vida poco sé y ya no pretendo cuestionamientos que le quiten intensidad a mis días. Saboreo cada instante, lo abrazo y juego a poseerlo, no puedo hacer mas pues todo en mi mente gira demasiado rápido, todo es un torbellino de ideas y palabras que muchas veces no logro descifrar del todo. Ayer, mis letras estaban plagadas de melancolía como la que llevo muchas veces en la mirada a pesar mío tal vez porque es herencia de llantos de otras generaciones. Hoy vivo una alegría tranquila que me permite navegar en calma por una vida que nunca pretendí y que sin embargo se que deseaba desde hace tiempo.
viernes, 5 de septiembre de 2008
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