miércoles, 10 de septiembre de 2008
La luna
Ahora aquí, en el eterno va y ven de las horas, retrocedo mis pasos para verte de nuevo, es hoy la misma luna, aquella que iluminaba nuestro cielo, eterna cómplice de mis ojos. No busqué el espacio y el momento, me dejé llevar abrazada al viento y al compás de una música que parecía cierta en el silencio. Sé que hacía frío mas no lo recuerdo, sólo tu voz y el sabor a aceituna de tus labios de fuego. Después, la noche me bañó de ti y me fui volando lejos, mi vida hasta entonces había sido solo cuerpos, siluetas, sombras y noche y de nuevo cuerpos. Atrapada en tus manos me volví arena, me fundí con el viento, el amor nuestro sabía a sal como mis lágrimas y tus besos.
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